jueves, 26 de febrero de 2015

Últimos días de mi lompa



(…) Es que todo me sale alvezre, ¿viste? Es que, grone, ¡en este íspa de morondanga las namis no cazan mi onda, no cazan! Me ven como un cotur de alta sabiola y naso groso, medio yosapa, que de dope tiene un jotraba que le da de morfar.
            Pa colmo, cartón lleno, gueim ouver, man, el manduque acá es de cuarta. Me pica el bagre, me pica.

Ay, tocayo yoyega. ¡Dejá de hacerte el otario y batirme esas jodas berretas, sabandija! Se cae de maduro que si ni me ven como un compadrito langa, ¡pa dorima falta bocha! ¡Ni a palos casorio, gomía!
Antes del jonca, ¿me alcanzará la davi pa llamar a alguna mujica “mi jermu”? ¡Qué pastenaca!, dirá usté. Llorando la carta de nuevo, pero… ¿quién me chorea lo zapateado?

Antaño mi gualén era el trocén de mis levantes; la pinta era lo de menos, era. Con invitarlas un feca con chele y un cacho de ñorica, estaba todo okey, vamo pal fondo, finíshela varón, ¡cerrame la catorceee!
¡Mis sobes daban que hablar en las yecas de mi rioba! Pero esto no es mi rioba; la juego de visitante en este patilludo yotivenco, lo sé. Acá hace un ofri que pa qué te cuento y a veces quiero agarrar el jetra, los puchos, hacerme la jaliva, y volverme con la frente marchita.

Ya ni tengo el quilombo de allá, ¿te acordá? El quilombo ese con el cafisho del toga medio bagarto que me encaré a la bartola; sabrá el Tata pa qué. ¡Al divino botón me lo encaré! Pero qué dandy, chambón, qué dandy, papá.

A veces maquino que en la cheno, cuando estoy choborra y discuto pavadas con algún boncha, me va a pescar la yuta y me va a pasear en su roca pa acabar siendo un sopre. Pero vos me zarpaste la chafi, no me voy never de bifes, soy un gonca cero ka eme, soy. Y contamelá esa de que encajé en cero pogrus; ¡estoy más solo que un rope, estoy! Qué depre, vejete. Si fuera más poronga toda esta cantinela se finiquitaría en un periquete.

Y no quisiera pishar muy arafue del rota pero desde que me anclé en el diome de esta city todos los elementos que pispeo son un escracho. ¡Ni una papusa te veo! ¡Todos loros!

¿Y boston? ¡Chamuyate algo tuyo!, ¿querés? ¿Hiciste sonar la viola? Cuando me las piqué no dabas pie con bola ni con el toc-toc. ¡Ni tilín-tilín! ¿En qué capítulo me taré? ¿Despegó el musiquero del Bajo? Acá se jode con la zarzuela hasta en la sopa. ¡Me tienen podrido, me tienen!

Che, ¿y esa pebeta por la que tanto bardo hice? ¡Me tenía todo el santo domingo con el clarinete hecho un obelisco! ¿Sigue yirando la loca? Sí, narigasnada narizota, ya sé que estoy piantao, piantao, piantao.

En fin, delfín, acá no sapa naranja. Por eso, de sopetón, te enchufo otro pelpa con mis mamarrachos. Pa parlarte de cómo añoro al dorique gotán. O de cómo el trompa ortiba me ficha con jeta de garca y en cualquier soplo me raja. De que no tengo un sope doparti al diome. De que ni por asomo hay soques copantes ni zochoris pulentería. De que mis zolcilloncas tienen unos buracos de re novela. O de los últimos días de este pituco lompa de manfloro que me navidaste.     

Desde la mequetrefa loma de los ojetes multicolores,
se le brinda de álbum lleno…


Bochita Santi Sanjurjo



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2009: Finalista del Concurso de Cuentos “Roberto Fontanarrosa”. Editorial: Trazo Literario. Coordinadora: Lía Villafañe.





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