martes, 19 de noviembre de 2013

Beethoven



Sos la del naufragio,
que es la mejor de Subiela.
Mi Francisca de Favio.
La lluvia de Campanella

Sos Rasguña las piedras.
Eiti Leda y Bubulina.
Sos Canción para mi muerte.
Sos Adela y Peperina.

Un alfajor Havanna.
Una Eco de los Andes.
En la radio sos Fontana.
Y en la tele el supermartes.

Una birome Bic.
Una lapicera Parker.
Una casa con jardín.
Un depto con losa radiante.

Un lamento arrabalero.
Una canción de protesta.
Los carnavales de Boedo.
Y en Mendoza una siesta.

O La Espada del Augurio.
Y la acústica del Colón.
El sambayón de Vesuvio.
Y de Agresti El acto en cuestión.

Sos el cómic Eternauta.
La Playboy de la Callejón.
Don Quijote de la Mancha.
Y en la selva el rey león.

De Cortázar los cronopios.
La trilogía de Kieslowski.
O Ficciones de Borges.
Los poemas de Bukowski.

De la Walsh sos Manuelita.
De la Shua, La Sueñera.
De Elsa Bornemann, ¡Socorro!
De las frutas una pera.

El David de Miguel Ángel.
Nessun dorma de Puccini.
La valentía de Fangio.
La prestancia de Bochini.

Sos Aullido de Allen Ginsberg.
O el camino de Kerouak.
La gambeta del Burrito.
O un pase de Zidane.

La conjura de los necios.
O una de Tarantino.
Una baja en los precios.
Y el mejor proverbio chino.

Y la espalda de Araceli.
O las piernas de Sofía.
La mirada de Meg Ryan.
Y las tetas de Thalía.

O los rulos de Shakira.
Los tobillos de Serena.
Las pestañas de La Taylor.
Y las pastas de mi abuela.

Lakers y San Antonio.
Real Madrid y Barcelona.
El CASI versus el SIC.
Las holandesas con Las Leonas.

Un tropiezo de Sir Chaplin.
La épica de Rocky Balboa.
Un monólogo de Shakespeare.
En un día hiciste Roma.

El conejo de la suerte.
Y de golpe cantar ¡bingo!
Como esquivar a la muerte.
John, Paul, George y Ringo.

Los ciento un dálmatas.
Las mil y una noches.
Los doce dioses del Olimpo.
Y toda la mar en coche.

Me agarrás a contrapierna
como lo hacía el gran Mac.
Tan feroz como aquel saque
de Ivanisevic, mortal.

Nik se copió de Quino.
Y Quino se copió de vos.
Vos inventaste a Spinetta.
Y Spinetta inventó el amor.

Mil hermanos se han unido
porque esa es la ley primera.
Y en la segunda se enamoraron
al verte en la primavera.

¿Cómo nadie aún comprende
lo que me gusta esa morena?
Su sonrisa es la octava maravilla.
Y su culo la novena.






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